EXPRESAR LIBREMENTE O RESPONDER A LAS EXIGENCIAS EN EL ARTE

¿A qué responde lo que un artista hace y qué realmente significa lo que hace?

Ante la constante pregunta que me formulan, sobre qué trato de representar o de exponer en mis obras. Pienso en lo siguiente, el hacer un análisis alrededor de la obra de algún artista, es un fuerte compromiso; pero más difícil es tratar de explicar, sobre la propia; esto desde ya, es posiblemente admitir que ni uno mismo como sujeto creador pueda dar una definición con exactitud. Entonces, cabe reflexionar y preguntarse varias cosas, a saber: ¿a qué responde lo que un artista hace y qué realmente significa lo que hace? es más fácil ¿expresar libremente o responder a las exigencias en el arte? Es en esta última donde me detendré un rato.

Ante tales disyuntivas, es aceptable el hecho de que existen diversas metodologías que orientan el análisis de una obra, y que con el uso de las mismas puede lograrse una interesante explicación, pero sin escapar del necesario uso de recursos o códigos que ya tienen su base o fundamentación en mecanismos discursivos institucionalizados y socioculturalmente aceptados.

Tales mecanismos, por lo general apuntan referencias sobre la Estética de la imagen, movimientos en el Arte, la Historia, o en algunos casos, muchos de los llamados expertos se valen de rebuscados eslabones psicológicos que se puedan unir y formar una cadena de rasgos de personalidad con los que en esta área muchas veces se etiquetan a los artistas, para hacer una especie de diagnóstico del sujeto a ver si éste encaja en una patología psiquiátrica. Todo ello pareciera ser el mayor de los intereses de los mencionados análisis.

Por otra parte, e irónicamente, el mayor de los sentidos sobre esos discursos lo dictamina el poder económico amén de variados intereses que se alejan de la intención del mismo artesano o creador.

Particularmente pienso, que contrariamente el darle sentido con las palabras a un trabajo de por ejemplo pinturas, a veces, o por lo general, se termina realmente dándole sentido al discurso o a los paradigmas, enfoques o estructuras lingüísticas ya institucionalizadas que designan qué o quién es digno de por lo menos ser mirado, aunque sea con indiferencia, si es que ha tenido el privilegio o la osadía de estar en esa línea de fuego del que si se sale vivo ya es un verdadero milagro.

No niego lo importante que es el lenguaje como medio de unificación, ni de alguna manera menosprecio las áreas de conocimiento formal y su entramado técnico. Lo que pretendo es, realzar el sentido profundo de la expresión misma, en la que subyace el autor de una obra, indiferentemente si éste también persigue otros objetivos.

Pintar, dibujar, o tratar de hacer algo en un soporte utilizando medios destinados para tal fin, principalmente para mí, empieza con un impulso, unas motivaciones, inquietudes, o tal vez un indetenible torrente de deseos de echar fuera de la cabeza tantas cosas que nos invitan a movilizarnos, a hacer algo, a atrevernos a participar en ese caos de elementos y recursos, que dado su ordenamiento resultará en un algo que estará lejos o cerca de lo que se pretendía, pero que cada giro iba definiendo un nuevo proceso.

En esos procesos recursivos, muchos se acobijarán y representarán los cánones de métodos formalizados, y otros contrariamente, en procesos más libres, como en mi caso; para lo cual, las directrices, formalidad y determinismos, ya no nos serán muy condicionantes, aunque dejemos reflejos y huellas de tales influencias.

Ya no nos importa ni el resultado ni la aceptación, o la aprobación de los demás, o el encajar en algún sistema de referencias reguladas y controladas institucionalmente.
No es fácil apagar las voces internas que obstaculizan la fluidez en ese acto libre de expresión, ni tampoco es fácil apagar las voces externas que ponen límites a través de tecnicismos. Tampoco es fácil, desprenderse de la inevitable necesidad de aceptación y reconocimiento.

Lo que tal vez pueda realmente decir, es que la mayoría de las veces, el pintar, dibujar o el trabajo gráfico en sí mismo es maravilloso; es un momento para expresar, sentir y disfrutar de algo que más que hacerse para la recompensa material, diferenciarse o ser etiquetado, realmente es algo para recordarnos que por algunos momentos pudimos llegar a atrevernos a realizar algo, mientras otros esperan solo que lo hagamos, para así tener ellos algo que destruir o en algunos y pocos casos contribuir a darle valor.

ENTENDER DE PINTURA

tomado de https://www.merello.com/pensamientos-de-un-pintor.htm
«No creo que pueda comprenderse el verdadero alcance de una pintura si no se es pintor. Al espectador común, incluidos críticos de arte y cultos en general -salvo en parte los restauradores y conservadores- la experiencia ante una pintura (y escultura) es parcial y bastante limitada. Deberían de ser educados para entender un proceso pictórico que conlleva unas sensaciones que no son observables con el solo hecho pasivo de estar delante de una obra; delante, aunque mentalmente activo, visualmente atento. Un pintor, y cuanto más experimentado y virtuoso mejor, podrá adivinar y revivir con pasión y sobrecogimiento la inmersión profunda del artista al crear dicha obra. Serían dos evaluaciones: la del resultado y la del camino hasta él. El público en general, culto, puede apreciar y disfrutar del resultado, pero no del camino. El pintor, diestro y preparado, podrá disfrutar y entender la médula de ambos.» © José Manuel Merello, 2021

Ver también CREARTIVIDADES

Victor Parra O.

Victor Parra O.

Dr. en Cs de la Educación, artista plástico, diseñador gráfico, ilustrador y fotógrafo